Si tú también quieres empezar en YouTube, pero te abruma todo lo técnico, esto es para ti……
¿Te suena familiar? Tienes una idea que te quema por dentro, una pasión que quieres compartir, y ves en YouTube la plataforma perfecta para hacerlo. Abres la web, ves el botón de «Crear canal» y, de repente, una avalancha de dudas te paraliza. «¿Y si nadie me ve?», «¿Cómo se supone que aprenda de edición, de SEO, de algoritmos?», «¿Realmente tengo algo valioso que decir?».
Si has asentido con la cabeza, créeme, no estás solo. Esa era exactamente mi situación hace no mucho. Me encontraba frente al Everest que suponía lanzar mi propio canal. La emoción inicial se vio rápidamente eclipsada por el vértigo de todo lo que no sabía. Porque cuando eres emprendedor, o simplemente alguien con una idea, te toca convertirte en un «hombre orquesta»: aprendes de marketing, de ventas, de finanzas y, en este caso, de creación de contenido.
En ese mar de tutoriales y guías interminables, mientras intentaba descifrar el código para no lanzar mis videos al vacío, di con algo que cambió por completo mi perspectiva. Y no, no es una fórmula mágica, sino un aliado inesperado que ahora vive dentro de ChatGPT: el GPT específico de VidIQ.

El descubrimiento para empezar en Youtube: ¿Una IA que entiende a los creadores?
Al principio, era escéptica. ¿Inteligencia artificial para algo tan humano como crear contenido? Suena a títulos robóticos y a ideas sin alma. Pero decidí darle una oportunidad, y la sorpresa fue mayúscula.
No estamos hablando de un simple generador de texto. Piensa en esta herramienta como un copiloto increíblemente inteligente y especializado en YouTube. Alguien que ha analizado millones de vídeos, entiende las tendencias y sabe qué funciona y qué no.
¿Y qué significa eso para ti, que empiezas en Youtube desde cero? Significa que esa montaña de tareas técnicas se vuelve mucho más manejable.
Gracias a esta herramienta, empezar en YouTube se siente mucho más accesible, incluso si no sabes nada de SEO o edición.

- El dilema de las palabras clave: ¿Antes, pasabas horas intentando adivinar qué buscaría la gente? Escribías una idea de vídeo y te quedabas mirando la pantalla, pensando: «¿Cómo llamo a esto para que alguien, además de mi madre, lo encuentre?». Ahora, le pido a VidIQ ideas de palabras clave sobre mi tema y me devuelve no solo una lista, sino que me explica cuáles tienen más búsquedas y menos competencia. Es pasar de jugar a la lotería a tener un mapa del tesoro.
- La temida descripción: ¿Qué pongo aquí? ¿Un resumen? ¿Enlaces? ¿Un poema? Esta herramienta analiza tu vídeo y te sugiere una descripción optimizada, con los términos clave bien ubicados, para que el algoritmo de YouTube entienda perfectamente de qué hablas y a quién mostrárselo.
- Las etiquetas, ese misterio: Siempre me parecieron inútiles, hasta que entendí que son como señales de tráfico para el algoritmo. Pero encontrar las correctas era un trabajo de chinos. Ahora, tengo un asistente que me las sugiere basándose en mi título y contenido.
- El bloqueo creativo: Y lo mejor de todo, las ideas. Hay días en que la inspiración simplemente no llega. Poder conversar con la IA y pedirle «dame 5 ideas de vídeos para un canal sobre X» o «sugiéreme tres títulos potentes para este tema» es como tener una sesión de brainstorming con un experto que nunca se cansa.
Antes, tenías que ser un detective, un analista y un estratega, todo al mismo tiempo. Ahora, puedes apoyarte en esta tecnología para que se encargue del trabajo pesado, liberándote para que te concentres en lo que de verdad importa.
Pero cuidado: La tecnología es el pincel, tú eres el artista.
Y aquí llega la parte más importante de todas, el consejo que nadie te debe ocultar: la tecnología es una herramienta, no un sustituto de tu humanidad.
Si no eres un experto en marketing, si la edición se te hace un mundo o si la palabra «algoritmo» te da urticaria, no te preocupes. Apóyate en estas ayudas sin complejos. Pero nunca, jamás, entregues tu voz. La IA te puede dar un título perfecto a nivel técnico, pero solo tú puedes darle esa chispa de curiosidad, esa pregunta que conecta con el dolor o el deseo de tu audiencia. Te puede sugerir una descripción optimizada, pero solo tú puedes añadir esa anécdota personal al final que genere un comentario.
La conexión real, esa que hace que alguien no solo vea un vídeo, sino que se suscriba y espere con ganas el siguiente, nace de ti. De tu forma de contar las cosas, de tu energía, de tu vulnerabilidad. Revisa lo que la IA te propone, corrígelo, adáptalo a tu jerga, dale tu toque personal. Eso, y no otra cosa, es lo que de verdad marca la diferencia.
El viaje apenas comienza (y estás invitado).

Yo ya estoy aplicando todo esto en mi nuevo canal, paso a paso, aprendiendo y tropezando por el camino. Es un proceso fascinante. Si quieres ver cómo lo hago en tiempo real, si tienes dudas o simplemente quieres compartir tu propia experiencia, me encantaría que me dejaras un comentario o me escribieras.
Y si este artículo te ha hecho pensar en ese amigo o amiga que siempre dice «me encantaría tener un canal de YouTube, pero…», compárteselo. Quizás sea el empujón que necesita.
Porque al final del día, el secreto no es tener la cámara perfecta o ser un genio del SEO desde el minuto uno. El verdadero secreto es atreverse a empezar.